jueves, 22 de abril de 2010

EL DERECHO A ELEGIR

Creo que el derecho a elegir, es el don más grande que no dio Dios; el libre albedrío; por decirlo así: El don de dioses. Cuando nos creó nos hizo a imagen y semejanza, es decir, con la facultad de elegir entre lo bueno y lo malo. Si no hubiera querido perfectos nos hubiera creado sin conciencia y sin posibilidad de elegir, sin divinidad.

Es verdad que el concepto de lo bueno y lo malo, así como, la religión se pueden ver como conceptos subjetivos y social o culturalmente cambiantes, pero, ¿no es también el derecho un producto de la cultura y la sociedad? No es acaso el concepto de "bueno" y "malo" lo que se protege o castiga por el derecho.

Pero más allá del punto de vista religioso, creo que el derecho a elegir es lo que nos hace diferentes a los animales que solo responden a instintos, por eso creo que el derecho a elegir es la esencia de los derechos humanos, por eso el derecho a elegir se nutre con el derecho a la seguridad pública, a la vivienda digna, a la educación y la protección a los grupos vulnerables, así como a los demás derechos colectivos, sean sociales, económico o culturales, porque la elección del como, cuando donde y hasta donde se quiere vivir, se encontraría viciada si no se cuenta con paz publica, con la posibilidad de adquirir una vivienda digna, de contar con una buena educación, o bien, se encontraría viciada si no se trata de nivelar las desigualdades sociales en las que se encuentran los grupos más débiles, o bien, si no se cumplen con los objetos previstos por los demás derechos colectivos.

Y que decir de los derechos individuales, civiles y políticos, que otorgan directamente esa facultad de elegir y, en su caso, la protegen para que no se vea limitada.

Es por ello que creo que el derecho a elegir es el derecho sobre el que giran todos los demás, siendo incluso, la vida, un presupuesto que se volvería vacío si no contara con el derecho a elegir en los términos enunciados, pues el derecho a elegir abarca, incluso, el derecho a escoger si se vive o se muere, pero claro, siempre en forma libre, jurídica, social, económica y verdaderamente libre.

Del mismo modo, los derechos de libertad social y política, deben de considerarse como tutelas especificas del derecho a elegir. Los derechos de propiedad, son la forma de garantizar que la elección no este viciada por las preocupaciones que causarían su falta de protección. Las garantías de seguridad jurídica aseguran que el ejercicio de la facultad de elegir no se vea atropellado ni que se cometan abusos por su uso; y, en su caso, que se pueda exigir su respeto.



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